La Pola Siero - Asturias

Los Dioses de la Biblia


En el catecismo de la Iglesia católica, num.140 podemos leer lo siguiente: “…El Antiguo Testamento prepara el Nuevo, mientras que éste consuma el Antiguo. Ambos se iluminan mutuamente; ambos son la verdadera Palabra de Dios”. Si según la Iglesia la Biblia es la verdadera Palabra de Dios, cómo es que podemos encontrar tantas y tan graves contradicciones en ella. ¿Qué Dios es el que habló en cada momento?

Cuando Profetas de la Antigua Alianza sobre un mismo tema dicen cosas totalmente opuestas, hemos de entender que fueron hombres y no Dios, los que intervinieron a su antojo en las Manifestaciones divinas dadas por El, dejando como legado un libro plagado de errores, en el que se muestran Dioses diferentes y como consecuencia de ello una Iglesia cuya enseñanza se halla en un callejón sin salida.

Moisés que fue un profeta justo y que trajo los 10 Mandamientos que son la clave para una vida basada en una ética y moral elevada, normas básicas de respeto al prójimo, no pudo ser autor de los libros que se le atribuyen por ejemplo en el Levítico, más cercanos a rituales de Vudú que a una enseñanza de inspiración divina. Leemos: “Hizo que acercaran el carnero del holocausto, y Arón y sus hijos le pusieron sus manos sobre la cabeza. Moisés quemó la cabeza y los trozos y el sebo. Se lavaron en agua las entrañas y las patas, y Moisés quemó todo el carnero en el altar; era holocausto de suave olor, un sacrificio por el fuego, como se lo había mandado el Señor a Moisés…/…Moisés lo degolló, tomó su sangre y untó con ella el lóbulo de la oreja derecha de Arón, el pulgar de su mano derecha y el de su pie derecho…/…Arón se acercó al altar y degolló el novillo, víctima del sacrificio por el pecado, ofrecido por él. Los hijos de Arón le presentaron la sangre, y mojando él su dedo, untó de ella los cuernos del altar y la derramó al pie del altar. Quemó en el altar el sebo, los riñones y la redecilla del hígado de la víctima por el pecado, como el Señor se lo había mandado a Moisés”.

Sin embargo Jesús se distanció de la tradición de los sacrificios. El citó en dos ocasiones al Profeta Oseas ante los fariseos:”Misericordia quiero y no sacrificios” (Mateo 9,13 y 12,7). “Pues prefiero la misericordia al sacrificio, y el conocimiento de Dios al holocausto” (Oseas 6,6).

El Profeta Jeremías a través del cual también habló Dios dijo: “Cuando Yo saqué de Egipto a vuestros padres, no fue de holocaustos y sacrificios de lo que les hablé y ordené, sino que les di este mandamiento: Oíd Mi voz y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo, y seguid los caminos que Yo os mando, y os irá bien”.

Se puede decir por tanto que ó bien existen dos dioses universales, el Dios de Moisés y el Dios de Jesús, ó es Uno que cambia. Esta duda no obstante ya fue respondida por Dios mismo a través del Profeta Malaquías: “Yo, el Señor, no cambio” (Malaquías 3,6). Esto lo confirman investigaciones bíblicas modernas, las cuales demuestran que la palabra de Dios por boca de Moisés, tal y como se encuentra en el Antiguo Testamento, no es auténtica, y que el texto más bien fue intencionadamente corregido y “redactado” muchas veces. Grandes partes de la “versión final” transmitida en la Bíblica las atribuyen los científicos de forma unánime a los sacerdotes.

De ello resulta después de lo que hasta ahora hemos leído, que el sentido de la declaración de la Iglesia, que dice: “La Biblia es en todas sus partes la palabra directa y verdadera de Dios…” tiene que ser falsa.


José Vicente Cobo
DNI 45.277.97 j

Ah paisano, ¿Estu que tien que ver con La Pola de Siero?. Además, voy decite una cosa, pa que lU sepas: DIOS YE NEGRA