Morcín - Asturias

Debo estar soñando.

No se trata de un sueño, ya nos cayó encima la subida de tasas e impuestos, en dos hornadas, pero no de pan tierno sino de pan bien duro de roer, ¡como si no fuera poco con soportar esta crisis que nos está aplastando!.
Pero como se quiere seguir gastando en aquello de lo que se puede prescindir, pues a estrujar al vecino, porque de ahí tiene que salir el diero para, entre otras cosas, las dietas y el kilometraje de nuestros representantes en el Ayuntamiento (uno de ellos cobró alrededor de 1200 euros por kilometraje y comer fuerta de casa en uno de estos últimos meses).
Es evidente que la capacidad de gastar es ilimitada y que la de generar ingresos tiene estrechos límites, por lo tanto no se debe intentar ajustar los ingresos a los gastos sino los gastos a los ingresos.
Mientras no se entienda esto y se esté gastando, o malgastando, sin control, habrá que exprimir a los vecinos, que ¡buenos están para más sacrificios!.
Pues nada, a apoquinar, y a prepararse para cuando haya que pagar el teleférico.