Morcín - Asturias

Hace dos años escribí lo que sigue:

"DE CARGO EN CARGO, Y SIGO PORQUE ME TOCA.
Después de este cargo ¿qué?. Es la pregunta que se hacen los profesionales de la política quienes, después de saltar de un cargo a otro, todos ellos bien retribuidos, se ven incapaces de ganarse la vida como el común de los ciudadanos. Algunos, tras su estancia prolongada en la política, encuentran acomodo en importantes empresas, que quizás les deban favores, y pasan a tener una situación aún mejor que la que disfrutaron, pero otros, entre los que se encuentran los que, por haber estado en la oposición no tienen favores qué cobrar, ven acercarse un futuro incierto, probablemente muy cuesta arriba, porque no se consideran capaces de vivir de algo distinto de lo que siempre vivieron. Ésos son los que rápidamente se ofrecen para ocupar otro cargo político, sobra decir que bien retribuido, como si se tratara de hacer un favor a los demás.
Y contra esa insistencia en seguir ocupando cargos políticos ¿qué cabe hacer?, pues yo pienso que, en primer lugar, se debe evitar que el cargo político sea un caramelo (entre otras cosas, que el que vive de la política no sea retribuido muy por encima de lo que sea capaz de ganar si viviera de su profesión, y que no disfrute de prebendas de cualquier tipo que no podría alcanzar fuera de la política). Con esto ya se daría un paso importante, alejando de los cargos políticos a quienes están en ellos porque para ellos son un chollo, pero sería también necesario limitar el tiempo de permanencia en cada cargo, y el mariposeo de un cargo a otro, dado que el profesional de la política, al llevar una vida muy distinta de la de los demás ciudadanos, termina distanciándose de éstos y no sintiendo ni conociendo sus necesidades.
Es cierto que en la política también la experiencia es un grado, y también es verdad que no debe desaprovecharse esa experiencia, pero, ¿es que no se puede aprovechar tal experiencia sin necesidad de convertir la política en una profesión?."

A lo escrito hace dos años, añado ahora lo que acabo de parir:

Después de tantos años
en los escaños,
fuera del tajo,
no me rebajo
no vuelvo al curro
no seré burro
no iré ir hacia abajo
pues lo detesto,
yo quiero un puesto
que eche a mi cesto
mucho dinero,
siendo el primero
en el mando y presumir.
¿Dónde si no voy a ir
tras haber trepado tanto?,
¿me darán en los dientes con un canto?,
¿me dejarán tirado en la cuneta
después de alcanzar tan alta meta?.
¡No lo consentiré!
y alzado gritaré:
¡QUÉ CARAJO!
¡NO VUELVO A MI TRABAJO!
¡CON UNA U OTRA TRETA
QUIERO SEGUIR MAMANDO DE LA TETA!.