Morcín - Asturias

Pues, la verdad, es que no me aclaro, tras las primeras elecciones se asoció con los de Ciudadanos, que son de derechas, y ofreció a los demás un plato ya cocinado para que lo tragaran sin rechistar. Como era lógico esperar, aquello no cuajó, y el PSOE y el tal Pedro cosecharon un rotundo fracaso, a sumar al que ya habían tenido en el previo proceso electoral.
En las siguientes elecciones vuelven a fracasar, pues el PSOE pierde bastantes votos y cinco diputados, frente al PP que ganó catorce, y Pedro no mueve ficha para buscar apoyos frente a Rajoy, que, aunque consigue pactar con Ciudadanos, no logra la investidura.
Tras el fallido intento de Rajoy, Pedro sigue quieto e incluso llega a decir que no se postulará para ocupar la presidencia, aunque también dice que no quiere que gobierne el PP, con lo cual ¿en qué quedamos?, ¿quería llevarnos a unas terceras elecciones? ¿no le valía la experiencia de haber ido perdiendo votos en las dos elecciones anteriores?.
La verdad es que resulta difícil entender su postura, y aunque últimamente dijo “o Rajoy o yo” lo cierto es que no hizo nada por buscar los apoyos necesarios para cerrar el paso al candidato del PP, pues ese “Rajoy o yo” no significaba nada si el tal “yo” no se postulaba como candidato y no intentaba llegar a acuerdos con otras fuerzas políticas para que le apoyaran. Debió creer que lo de la presidencia del gobierno le tocaría en una tómbola.
Hoy Pedro Sánchez es un derrotado por su propio partido, y es probable que el PSOE facilite que el PP, con Rajoy, siga gobernándonos, pero ¿qué hizo el PSOE, con Pedro Sánchez, para impedirlo?, ¿por qué no intentaron cerrar el camino a Rajoy buscando el acuerdo con otras fuerzas políticas con ese mínimo común denominador?.
Probablemente Rajoy termine agradeciendo al PSOE que permita su investidura, pero también debería agradecer a Pedro Sánchez que no quisiera o no supiera plantarle cara.