Morcín - Asturias

Tengo dos imborrables recuerdos de los asesinatos del 27 de septiembre de 1975, el primero se refiere a una reunión que tuvo lugar en el despacho de abogados de Madrid en el que entonces estaba, uno de los más importantes despachos relacionados con el PC. Se trataba de decidir si se participaba en la defensa de los que finalmente fueron condenados. Como se sabe el PC había decidido desmarcarse de otras organizaciones que seguían una vía de lucha muy distinta contra la dictadura, y se decidió no intevenir en el asunto, yo opiné que lo importante era defender a quienes estaban contra Franco, que era el enemigo común, y se me dijo que si quería podía participar yo en la defensa, lo que rechacé porque con mi corta experiencia como abogado por aquel entonces (hace cuarenta años) no me consideraba capacitado para hacerme cargo de asunto tan importante.
El segundo recuerdo es relativo a una reunión en el colegio de abogados de Madrid la noche anterior a los asesinatos, yo conocía al verdugo, con el que coincidía, aunque sin haber cruzado nunca con el una sólo palabra, en un bar de Malasaña, la cervecería La Costa, y ya bien entrada aquella tarde lo había visto, por lo que lo expuse en la referida reunión y dije que no los matarían porque el verdugo no estaba ocupándose de los preparativos del crimen, pero me equivoqué, porque no necesitaban al verdugo para la barbarie que se iba a cometer, los fusilaron.