Candás - Asturias

Mientras el traqueteo del baqueteado motor se impone al silencio matinal, aquella chalana entró a puerto envuelta en una nube de gasoil. El paisano fue apurriendo calderos en los que se revolvía el marisco. Dando la parpayuela explicó que calaba las nasas entre Gozón y Peñas, y cogía los oricios por Verdicio, contra Molín del Puerto.

Nortié el chigre en que se metía; así que fui y tras enumerar al chigrero las distintas piezas de aquel pescador encargué una cata de cada... Y senteme en la terraza con una botella de sidra a esperar el condumio mirando para la mar.

Colmada la botella de Peñón llegó una humeante bandeja con negros oricios, dos docenas que, por variar, empujamos con sidra de Angones. Para los percebes, que al parecer portaba furtivamente tapados en el culo del caldero, pedí pata negra de Trabanco. Aunque no me da mas por las andaricas doy fe de que que aquella estaba ovada y llena al igual que la ñocla, en cuyo honor descorché un excelente néctar de Herminio. Entretanto hízose la hora de comer y como el deleitoso vermut nos despertara el apetito, la suculenta caldereta que zampamos al tibio sol otoñal de aquel apacible domingo fue abundantemente regada con sidra de Muñiz, Zapatero y Cortina. Y con las mismas solo me queda desear al tragón que hasta aquí leyó , buen provecho...


Firma (Como los otros mensajes laudatorios de Candás que olvidé firmar) V.Castrillón