Boquerizu - Asturias

Hace exactamente un año el Sr. Nuñez Feijóo tomaba posesión como presidente de Galicia. Algunos añaden que de forma imprevista, como si sus errores de cálculo o deseos incumplidos restaran legitimidad a la victoria. El caso es que ya pasó un año y la situación de Galicia, con algunas novedades, también es la prevista. La crisis lo llena todo. Se esperaba. Incluso era previsible la actitud de Zapatero. Se comportó de la misma manera desde que llegó al poder. Incluso con el Bipartito al que escondía los proyectos del AVE en un cajón, al tiempo que anunciaba su inauguración en 2010. Mientras ZP esté en Moncloa los gallegos pue-
den estar seguros de dos cosas: no se creará empleo y Galicia será discriminada. Sólo el contrapeso del Sr. Blanco puede paliar el maltrato. Pero en los últimos meses el ministro asume un nuevo papel, erigiéndose en el referente político del Gobierno lo cual pudiera distraerle de sus ocupaciones ejecutivas. Mejor verle a pie de obra, que en pactos imposibles.
El primer año de gobierno del Sr.Feijóo fue de pocas alegrías. A lo apuntado antes se suma una herencia ruinosa, con déficits acumulados, merma de ingresos e incremento de los gastos sobre todo en la dependencia al verse obligada la Junta a cubrir lo que escaquea el Estado. ¿Qué es lo mejor de este año? En primer lugar, decir la verdad. No ocultar la realidad evitando falsas expectativas. Aún así, la situación en Galicia es ligeramente mejor que la española. La segunda característica en positivo sería la austeridad, un valor más apreciado por la ciudadanía de lo que creen muchos políticos. Importantes han sido también el Pacto sobre el AVE, el proceso abierto para modernizar el sistema financiero y la valentía con que se abordan la ordenación del territorio y el decreto del gallego en la enseñanza.
Si Feijóo logra sacar estos asuntos de la agenda durante el segundo año de su mandato habrá dado un buen paso para su futuro. El problema del paro también compete a la Junta, claro, pero el prime responsable es el Gobierno.
¿Y lo peor de este año? Un equipo poco eficaz y lento en la gestión. Salvo excepciones, no convence. Podría decirse lo del Cantar del Mío Cid: ¡Dios, qué buen vasallo si tuviera buen señor!, pero al revés, En el equilibrio está la virtud.