Anzas - Asturias

Libros sangrientos considerados como “Sagrados”


Algunos pasajes de la Biblia son tan sanguinarios que a uno le parece imposible que se encuentren como “palabra de Dios”. Puesto que la Biblia es sin embargo la “Ley orgánica” de la Iglesia, su lectura no debe ahorrarse en modo alguno. Tampoco el ejemplo siguiente: “Entonces habló Moisés con el pueblo en estos términos: Armad hombres de entre vosotros para que luchen contra los madianitas, a fin de ejecutar en ellos la venganza de Yahvé... Y lucharon contra los madianitas, como Yahvé había ordenado a Moisés, y les mataron a todos los varones. Entre los muertos se encontraban también los reyes de los madianitas... Y los hijos de Israel tomaron como cautivas a las mujeres de los madianitas y a sus hijos. Y saquearon todo su ganado, todos sus rebaños y toda su hacienda; incendiaron todas sus ciudades en los diversos puntos de su residencia y todos sus campamentos... Y Moisés se encolerizó contra los jefes del ejército... y les dijo: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres?... Así, matad ahora a todos los varones de entre los niños y a todas las mujeres que no sean vírgenes; pero dejad vivas para vosotros a todas las muchachas que no hayan tenido ayuntamiento con varón” (4.Moisés 31,1 y sig).


En el año 1965 el gremio más alto de la Iglesia Católica declaró lo siguiente en su “Constitución Dogmática sobre la manifestación divina” en el marco del segundo concilio Vaticano: “”Lo manifestado por Dios, que está contenido en la Escritura Sagrada, está marcado por la inspiración del Espíritu Santo; pues con motivo de la fe apostólica, nuestra madre sagrada, la Iglesia, considera sagrados y canónicos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento en la totalidad con todas sus partes, porque están escritos bajo la actuación del Espíritu Santo..., tienen a Dios como autor y han sido entregados como tales a la Iglesia. Para la redacción de los libros sagrados, Dios ha elegido a hombres que mediante el uso de sus propias cualidades y fuerzas debían servirle para transcribir como verdaderos autores todo aquello y sólo aquello que El –actuando en ellos y a través de ellos- deseaba tener escrito. Y puesto que todo lo que afirman los autores inspirados o hagiógrafos está considerado como afirmado por el Espíritu santo, ha de reconocerse de los libros de la Escritura que enseñan segura, fiel y sin error la Verdad, que Dios deseaba tener registrada en la Sagrada Escritura para nuestra salvación. Por ello, todo escrito dado por Dios es también válido para enseñar, dar argumentos, corregir e instruir en la justicia, para que el hombre que es de Dios, esté dispuesto y preparado para toda buena obra” (2.Tim 3,16-17 gr).

A la vista de estas disposiciones es imposible restarle importancia al asunto. En tanto se refieren al Antiguo Testamento “en su totalidad y con todas sus partes” se interpretan la muerte y el asesinato como “sagrado y canónicos” y tenidos como “regla y norma”. Las Iglesias lo han cumplido literalmente durante siglos. Es como si Satanás hubiera escrito sobre Dios y luego encontrado a cómplices que lleven a cabo sus blasfemos “mandamientos” y los consideren todavía hoy útiles para enseñar e instruir.



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