novela sin nimbre cap.II Alguien dijo que la verdadera poesía de Suflí la hacía el agua cantando por las cequias y era aquel moro que venía en el circo que se había acercado a Suflí porque su padre le había dicho que su padre le había dicho (y así varias veces) que en su lecho de muerte Yusuf Aben Urí había tenido la visión (y con ella entró al paraíso) del agua corriendo por la cequia y había exclamado que su vida había consistido sólo en "oír correr el agua por las cequias". Por eso ahora, a la vista del agua, y del brillo productor de música, Aben Urí se acordó de su padre y del padre de sus padres. Y admiraba la huerta suflireña sucesora digna de Al-Andalus. Pero como su mente no era ya la de un agricultor sino la de un hombre de negocio y de circo, de inmediato imaginó un número para el agua, y un espectáculo para la red de canales de regadío que venía de los moros y de las cumbres de las Sierras. Se trataba de hacer una carrera por la cequia aprovechándola como un circuito de automovilismo, y de reunir a jóvenes y mayores en el diseño del prototipo más veloz. Mientras pensaba esto cortó de la rama una naranja y la echó a rodar en el agua que la acogió en sí como si ella también sólo fuera brillo y música. Y la fue siguiendo por todo un verso de la cequia mientras oía la antigua melodía de Al-Andalus. |