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Corre en calzoncillos por la calle tras haber aprobado las oposiciones al cabo de 8 años

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El joven notario en plena carrera en calzoncillos por Los Remedios. | M. J. F.

El joven notario en plena carrera en calzoncillos por Los Remedios. | M. J. F.

* Se apostó con los amigos que correría en paños menores por Los Remedios
* La policía, enterada del motivo de la carrera, terminó abriéndole paso
* Los amigos le obligaron a vestir una camiseta de tirantas y unos slips

Manuel Jesús Florencio | Sevilla
Actualizado sábado 12/02/2011 17:50 horas

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Rafael Bescansa, ya un ilustre notario de Sevilla, nunca se imaginó que sus amigos le exigirían que cumpliera la peregrina promesa que les hizo un día mientras tomaban festivamente copas en un bar, en vísperas de presentarse de nuevo a las oposiciones a Notaría.

Tras ocho largos años de estudio con preparadores personales, ha aprobado las oposiciones y ha cumplido su promesa. Rafael no veía la hora de convertirse en notario de una vez y exclamó sin pensar ante los amigos: "¡El día que apruebe, corro por la avenida de la República Argentina en ropa interior!".

Sus amigos, entre risas, lo desafiaron: "¡No eres capaz!". El problema para el aspirante a notario es que su pandilla se quedó con la copla y, cada vez que había reunión, le recordaban la promesa: "Tienes que cumplir tu palabra". "Yo creo -recuerda ahora Rafael Bescasa- que ardían en deseos de que aprobara sólo para eso".

¡Y aprobó!. Había tardado ocho años en superar las oposiciones a notario, pero lo había logrado al fin. 'Ipso facto', amigos y familiares le emplazaron a que cumpliera su irreflexiva promesa: "¡No te puedes rajar ahora!".

Así que lo convocaron para un sábado reciente: "Corres por República Argentina tal día a las 14 horas". El ya miembro de la ilustre carrera del notariado rememora sus sensaciones en aquellos momentos: "Toda la semana pensando: ¡Dios mío, la que me pueden liar esta gente! Y me acordaba de que mis preparadores me decían que ésta es una profesión que te permite ser un caballero. Yo había dado mi palabra, que para mí es sagrada. Y ellos me insistían: 'Rafa, tenemos preparadas las pancartas. Mi padre te espera desde el balcón'.
Cambiarse en un bar

Lo citaron a mediodía en un bar de la calle López de Gómara, para ir 'calentando motores'. El nuevo notario recuerda: "Empiezo a ver que vienen todos con las sudaderas del equipo, con petos reflectantes, en moto, en bici, con pancartas... Sólo pensé entonces: espero que no me detenga la Policía, porque tengo que entregar un certificado de penales. Y mi madre, nerviosa, me decía: "¡¿A que no ingresas en la carrera notarial?!". Yo le respondí como pude: "Mamá, te llamo después de la carrera desde la comisaría, no te preocupes".

Más o menos lo que la famosa frase de El Cordobés en su celebrada tarde en Las Ventas de 1964: "O llevarás luto por mí". En este caso, por una carrera profesional truncada antes de iniciarse. A Rafael Bescansa lo obligaron a cambiarse de ropa en el bar y a vestir una camiseta interior de tirantas que lucía la leyenda 'Notario 33' (en alusión a un artículo del Código Civil sobre la muerte de las personas que llamaba particularmente la atención al grupo) y unos slips.
La policía colaborando

"Ese día -recuerda el notario- hacía un frío fuera de lo normal, pero van y me dicen: 'Ya puedes empezar a correr'. Empiezo y me los veo con megáfonos, motos, coches pitando, la gente aplaudiendo en los balcones... Yo sólo decía: '¡Madre mía!'. Porque a todo esto vi que en sentido contrario estaba un coche de la Policía Nacional que, al ver el lío, se dio la vuelta y se puso a mi lado. Yo pensé: tantos años preparando oposiciones para ahora acabar en el calabozo. Mi sorpresa fue que se acabó colocando delante, encendió las luces y me abrió paso. Los agentes estaban muertos de risa. ¡Aquello parecía el Tour de Francia!".

El notario tuvo que correr desde el Parque de los Príncipes hasta la Plaza de Cuba, en el barrio de Los Remedios, con vuelta de honor incluida a la fuente. Una vez cumplida su promesa y tras haber sido inmortalizado en fotos por su cuadrilla de amigos, que lo jaleó durante todo el recorrido, el caballero notario que dio fe de haber cumplido su propia palabra acabó celebrando el final de sus ocho años de opositor en un bar.

En un bar principió la historia y en un bar tuvo su punto y final. De todo lo cual, doy fe.

Tienes razon CESIF,es emocionante y graciosa la noticia,me ha gustado mucho, y me e reido mucho imaginandome al pobre corriendo en calzoncillos, seguro que sera un recuerdo inolvidable para el y todos los que han participado y obligado a cumplir la promesa. Saludos

Menudo miedo tubo que pasar 8 años estudiando y ya que aprueba si lo detienen por una broma o apuesta se carga la oposición pues no hubiera podido presentar los papeles de que estaba limpio, con el certificado de penales.
Cuando el coche de la policía se le puso al lado, vamos yo me cago allí mismo de miedo, por los 8 años de trabajo y todo perdido.

Hay que ser valiente para jugarte el futuro asi,pero afortunadamente para el y los bromistas de los amigos les salio bien la apuesta, de lo cual me alegro,y sobre todo, me alegro que queden policias con sentido del humor y lo apoyaran en vez de detenerlo.