Bacares - Almeria

Paisajes de Bacares (Almeria)

Bacares es uno de los pueblos más bonitos que conozco. La luminosidad del pueblo se ve desde lo alto del collado Ramal, allí abajo entre las dos montañas ,limitando con el río,entre los bosques prendido, como una fuente en medio de un prado, radiante, insertado en las montañas. Como una religión en la mente de una persona,como la sangre en el cuerpo, como el dominio propio en la voluntad,como una ternura de una madre a un niño recién nacido, como una pincelada de pintura en un cuadro de Velazquez, como una ecuación resuelta, como una canción que toca una orquesta en un concierto de año nuevo, como una razón de ser, así aparece el pueblo a los ojos del viajero. Cuando empieza a bajar la pendiente de la carretera de la sierra, y sus casas blancas aparecen lamiendo los pinos, como recortadas sobre el espacio verde, bajo el cielo azul, hablando claro, es una fotografía imponente,celestial, cuya ubicación presta a los montes una belleza inexpugnable, tranquila, celeste, de contrapunto, bajo las nubes, bajo aquel entorno de bosques insertados entre los barrancos, entre las laderas, entre aquel río, que desciende de las colinas como un rumor contenido en su cauce, que el agua arrastra con soberbia, con elegancia, como rogando a los chopos de la rivera un aplauso por su exaltación en los sentidos de las personas que por allí pasan.
Aquel paisaje de ensueño es una contemplación eterna, siempre plausible,siempre candorosa,siempre radiante, como el sol que templa sus rayos sobre las huertas de la ladera de aquel picacho monumental y altivo, llamado La Tética de Bacares, que como un volcán corona aquellas montañas imponentes, de las sierras vírgenes, de la naturaleza más admirada de Almeria.
El río, como un fragmento de paz, eleva su concordia como una estatua en una plaza erigida, como una alfombra persa en el palacio de un rey,como una herejía en una doctrina religiosa, como un barco de enormes dimensiones en un puerto pequeño, como la formación de un macizo rocoso, en un sistema montañoso, como alumbrando un paisaje urbano con una sencillez emblemática y rigurosa, como un poeta recitando en un patio lleno de flores, así es aquel río que cruza a los pies del pueblo de Bacares. Con su afluente incluido que desciende tenue e irascible blindando la vertiente montañosa bajo la torrencial lluvia del invierno frío y lluvioso, como un contacto preciso de la correntia por su cauce, y su elevada inclinación, entre los bosques monumentales,la transición del terreno, la euforia de su belleza contemplativa, y el amor con que redacto este texto a un paisaje esencialmente bello,exclamativo y lleno de admiración.
La carretera desciende como una soberana proyección bajo el aire, por la pendiente altiva, caracoleando en un descenso pacifico, como una urna en un colegio electoral,como un sentimiento puro y limpio, como un romance de amor comprometido, como una sensación de felicidad llamativa y constructiva. La carretera es una poesía leída a una amante en el lecho de amor, una desnudez que asombra los sentidos, un embarazo bien llevado, legitimo y honrado, una hermosura que horada la tierra, una orla de fin de carrera, un relleno sobre el que se edifica un edificio de gran altura,es una parra llena de uva lista para la recolección, es un verso declamado con sentido de la responsabilidad de un poema de Góngora,un sentido que experimentado acierta en su uso correcto, es un declive homogéneo y vinculativo, una cédula real, un contenido lleno de significado,una membrana que cierra una herida, un racimo de uvas de barco en un colegio inglés, una exposición de cuadros magistralmente pintados,una historia de amor hecha pública, un convencimiento esgrimido entre un padre y un hijo,un lujo bien permitido, una solemne celebración religiosa en semana santa, un espíritu amable en boca de un teólogo, una evocación hecha con respeto en un paisaje de ensueño, todo eso es aquella carretera perpendicular al reflejo de la luna, y oblicua a la sobriedad del terreno.
Y aquellos paisajes permanecen en la memoria de los viajeros de España como una representación de los espacios naturales de Almería, como coronas de diamantes en la cabeza de una princesa, como principados heredados en un derecho de sucesiones, como conquistas de la naturaleza, como razones de peso en un litigio que se gana,como conjuntos artísticos que siempre se pueden visitar, sin horarios, sin días de cierre, como conjuntos armoniosos que se elevan por encima de los sentidos entre la vegetación, como diplomas de honor entregados para honrar el trabajo de alguien en una O N G, como sinceridades que no tienen ningún riesgo de ser expuestas, como capricho de la naturaleza que discurren entre los dos picos montañosos más altos de la provincia de Almeria.

Córdoba.José Francisco.Marzo.2011