Grandes políticos y otros Distinguidos Alcaldes El discurso de investidura de Rajoy me pareció de un gran nivel, al margen de su falta de rigor de concreción y de no coincidir con algunas soluciones planteadas por él para salir de la crisis, como el ahorro de más de 16.000 millones de euros en los próximos meses que, que probablemente saldrán de recortes sociales, al indicar que no habrá aumento de impuestos. Un discurso inconcreto, como suelen ser estos discursos, pero con un amplio sentido englobador de voluntades, pues los problemas son de gran calibre. Sabiéndose poseedor de una mayoría amplia para gobernar sin necesidad de apoyos, lanzó mensajes de gran estadista, al pedir que de la crisis se sale mejor si todos los ciudadanos remamos en el mismo sentido, aunque se vaya en barcos distintos. En ese deseo integrador, me pareció de gran valor el párrafo siguiente: …“En la política, no existe la herencia a beneficio de inventario. Sabíamos –y sabemos- lo que nos espera y sabíamos. Y sabemos- que se nos juzgará por lo que consigamos, y no por lo que intentemos, o por cómo nos hayamos encontrado las cosas...” O en el que es continuación del anterior:…”En el diagnóstico que expondré a continuación no hay ninguna voluntad de mirar atrás ni de pedir a nadie responsabilidades, que ya han sido sustanciadas por las urnas hace un mes. Pero me parece de la máxima importancia que compartamos una visión de dónde estamos y por qué estamos precisamente donde estamos. Porque sin ese análisis no es posible que tracemos un plan adecuado para afrontar los problemas.” Su discurso está lleno de mensajes integradores, de mensajes que suman, de mensajes pidiendo colaboración, a sabiendas que estadísticamente no los necesita. Mensajes, en resumen, ante los cuales todos, sea cual sea el color de cada uno, nos inclinamos a colaborar porque nos lo pide el Jefe del Estado. Eso lo hace un gran político. Otros, LOS DISTINGUIDOS ALCALDES, esos que en su discurso de investidura dicen que ellos serán alcaldes para todos los ciudadanos y que desde el primer pleno posterior a la investidura, su arma más afilada es la de insultar y descalificar a los antiguos gestores, sin tener en cuenta que ellos serán juzgados por lo que hacen, no por sus diatribas a los anteriores. Y Rajoy lo dice de esta forma:… Y sabemos- que se nos juzgará por lo que consigamos, y no por lo que intentemos, o por cómo nos hayamos encontrado las cosas...”. Los otros, como también dice Rajoy, ya fueron juzgados y castigados. La mediocridad de estos políticos de pacotilla no sólo se equivocan al pensar que su salvación está en la condena de los otros, sino que, y eso es lo peor, conducen a sus pueblos a una desintegración ciudadana, al agruparlos en dos bandos: los suyos y los de los otros. Problema que a la larga tiene difícil solución. Rovira Grandes naviadaes para todos |