Entre chicharros y florianos. Hace ya algún tiempo que deje de prestar atención a todo lo que aparecía en prensa relacionado con el Bárcenas el PP, la Gúrtel y demás casos de corrupción y espionaje en general en los que están implicados la mayoría de los partidos . Otro de los asuntos políticos al que también le he perdido el interés, es a la tan traída y llevada polémica sobre el derecho a decidir en Cataluña y que ha desembocado en el absurdo comportamiento de los socialistas catalanes en el congreso de los diputados. En los dos temas, si es que el sistema funciona bien, y eso es lo que espero, serán las leyes vigentes y la justicia, si es que la dejan, la que determinará quien o quienes, tienen razón. Pero en ambas cuestiones, se han dado sendos argumentos de fondo semejantes (y preocupantes) por dos personas que nada tienen en común, salvo que ambos dos voten al mismo partido, y que solo se me ocurre calificarlos como extemporáneos. Es decir, impropios del tiempo (democrático) en el que estamos. El primero de ellos lo pudimos escuchar hace algunos días al general de brigada Juan A. Chicharro, un alto mando castrense que dijo literalmente y refiriéndose a Cataluña que “La patria es anterior y más importante que la democracia. El patriotismo es un sentimiento y la Constitución no es más que una ley”. Yo no comparto, ni por allá lejos, semejante opinión con el milico, entre otras cosas porque tengo muy claro lo que es la democracia, con todos sus defectos, y no tan claro lo que es la patria por muchas virtudes que tenga, y creo además, con todo convencimiento que los sentimientos de cada uno, y muy respetables también los de este señor, nunca están por encima de las leyes, ya se refieran aquellos a naciones,linajes, dioses o clubs de fútbol. No menos alarmante, inquietante o “interesante” ha sido la reciente declaración del SR. Floriano, el tercer hombre del PP y co-adalid mediático del partido en su particular affaire que estos mantienen con Luis el “cobron” al insinuar en un programa de radio que “la libertad de prensa debe tener limites”. A esto, de momento, se le puede llamar y disculpar por ello, exceso de celo en la defensa política de la inocencia de quienes son sus compañeros y ahora se ven señalados por el dedo de la sospecha. Y huelga decir que mientras no se demuestre lo contrario son inocentes. Pero poco o nada ayuda a conseguirlo “proponiendo” coto informativo para la prensa. Aunque en este caso solo sea para El País. |