Balones - Alicante

Dimite un alcalde "agobiado" por el "egoismo" de los vecinos

El alcalde de Balones (Alicante), Juan Ramón Nadal Doménech, del PP, ha anunciado su dimisión en el cargo debido a que se siente "agobiado" por el "egoísmo" de una parte de los vecinos, que perjudica su vida familiar porque su casa se ha convertido en el ayuntamiento de día y de noche.


efe

Con unos 160 vecinos, la corporación municipal de Balones (comarca El Comtat) está formada por cinco concejales y todos ellos pertenecen al PP, por lo que la única teniente de alcalde, la popular Desiré Nadal, será con toda probabilidad la nueva alcaldesa a partir de un pleno que se celebrará a finales del presente octubre.

En declaraciones a EFE, el todavía alcalde ha explicado que su decisión no se debe a problema alguno con sus compañeros de corporación ni del ayuntamiento ni de otras administraciones, sino fundamentalmente a que "en un pueblo tan pequeño, donde todo el mundo se conoce, hay gente que intenta abusar de la confianza".

Ha apuntado que el alcalde de Balones "no cobra un céntimo" y que, por el contrario, tiene "demasiadas responsabilidades" ante los vecinos, situación que se "va acumulando" y, incluso, que acaba perjudicando la vida familiar con su mujer y único hijo.

Ha puesto como ejemplo que algunos vecinos no respetan su vida doméstica y se presentan en su casa "a cualquier hora del día o de la noche" para tratar que les solucione problemas que, en muchos casos, no tienen que ver con la actuación de un alcalde.

"La situación llega hasta el punto de que te exigen más de lo que puedes; es un sinvivir para mí y para mi familia, ya que mi casa se convierte en el ayuntamiento, sin horarios y con problemas a veces de hace más de 20 años y entre familias", ha relatado.

Tras resumir la situación con el refrán "pueblo pequeño, infierno grande", Nadal Doménech ha explicado que "la gota que ha colmado el vaso" para tomar la decisión de dimitir han sido las obras de rehabilitación del cementerio de la iglesia, que prácticamente se derrumbaba.

Este mal estado hizo que el ayuntamiento pasara a hacerse cargo del camposanto para tutelar la extracción y reubicación de los restos mortales, y aquí surgieron numerosos problemas, ya que se ha "dado cuenta de que hay gente que no tiene respeto a nada" en su intento por escoger "un nicho en buen sitio".