Jorquera - Albacete

- El auto sube la empinada cuesta. Un cambio de marcha nos anuncia que hemos ganado la altura; penetramos en ancha calle y nos paramos ante la puerta de la Iglesia Parroquial de Jorquera. La vemos abierta, y nuestra profesión periodística nos impulsa à penetrar en el Templo.

Es mediada la tarde; por los grandes ventanales penetra la plenitud del sol primaveral, que reflejando en las blancas paredes y bóvedas, inunda de luz la gótica construcción del edificio.

Nuestro asombro al entrar, es indescriptible, pues nos parece que penetramos en una de esas grandes fábricas, donde centenares de obreros trabajan febrilmente en la producción; tal es el movimiento que vemos, el ruido que escuchamos, el trabajo que presenciamos. Preguntamos , y el sacristán, que se nos ofrece con delicada atención, nos dice que se está preparando la Iglesia para el solemne novenario que se vá á celebrar en honor de la Patrona de esta Villa, la Santísima Virgen de Cubas.

La curiosidad y la profesión informativa ya no nos dejan y empezamos á recorrerlo todo, guiados por nuestro amable cicerone.

Las capillas están ocupadas por sus respectivas camareras, que se esmeran en la limpieza y adorno de imágenes y altares.

Dos Religiosas, que después sabemos sus nombres, Madre Francisca y Sor Irene, arreglan un verdadero jardín de flores artificiales, tan bonitas, también hechas, que nos parece percibir el color y la fragancia, cual si fueran naturales.

Nos aproximamos á un grupo, donde se encuentran la Camarera de la Virgen, Doña Pura Errazquin, la presidenta, Doña Anita Durá y la Secretaria de la Cofradía, Señorita Isabelita Jiménez; están vistiendo a la venerada imagen, adornándola con las mejores joyas. Nos enseñan el valioso manto blanco, con adornos de plata, que este año ha estrenado la Virgen y que es regalo de Doña Mariquita Sánchez y su esposo Don Francisco Iñiguez. ¡ Que hermosa está la Virgen de Cubas ! . Llenos de entusiasmo, no podemos por menos que postrarnos reverentes y besarle fervorosamente sus pies.

La capilla del Sagrario, verdadera tacita de plata, recientemente restaurada, la vemos engalanada, como debe estar para las grandes solemnidades, y en Jorquera, nos dice nuestro acompañante, las grandes solemnidades son las fiestas de la Virgen de Cubas.

Subimos al coro, atraídos por las voces melodiosas que están ensayando bajo la dirección de otras dos religiosas, Sor Cecilia y Sor Regina. Componen la agrupación musical la bellas y encantadoras Señoritas: Merceditas Aguirre, Nati Honrubia, Maruja Martínez. Nita Cebrián y Lulú Pardo. Los Angeles las tienen envidia, porque también ellos quisieran cantarle á su Reina, aquí, donde pudieran ser oídos.

Nuestra visita se ha prolongado con exceso, pues ha sido bastante minuciosa; el sol se ha ocultado y presentimos que se nos hace de noche dentro de la Iglesia. De pronto se oyen unas voces, ¡ la luz ! ¡ la luz ! . Han dado la luz eléctrica y dicen de probarla. En efecto, ponen en contacto los interruptores, y ... nos quedamos maravillados; una iluminación soberbia, fantástica, cual no se vé en grandes capitales. Pocas lámparas, pero de gran intensidad y tan bien distribuidas, que no se pierde detalle de todo el suntuoso adorno y del gusto que se ha derrochado en el arreglo del Templo. Sabemos que el fluido lo cede gratuitamente el opulento industrial D. Juan Ramón Monteagudo, fervoroso amante de su Iglesia y de su Virgen de Cubas.

Ya es de noche, salimos del Templo, porque tenemos que salir, pero nuestro espíritu se lleva la mejor de las impresiones; no podemos olvidar lo que hemos visto, se nos ha grabado tan íntimamente, que, entornados los ojos, reproducimos las escenas vividas, nos parece que podemos contemplarlas de nuevo, y al recordar la admirable combinación de luces, flores, música y joyas, con que los jorqueranos obsequian á su excelsa Reina y Patrona, la Santísima Virgen de Cubas, en tan solemne novenario, una exclamación se nos escapa de los labios...

¡¡ De Jorquera al cielo !! . -