Jorquera - Albacete

JORQUERA Y SUS FIESTAS.
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"LA RIBERA DE CUBAS"

He recorrido esta original aldea, de el uno al otro extremo. El Júcar, ora silencioso, ora saltando con estrépito por reciales y presas, la atraviesa de poniente á levante, dividiéndola en dos largas filas de moradores, los del uno y los del otro lado del río.
Su extensión es dilatada; comprende los poblados de, Cuesta de los Ibarras, Calzada de Vergara, Maldonado con su molino, Cubas, también con su molino, y la Iglesia de la Vigen, el cañaorro, la presa de la Villa,los malecones y Alcozarejos.
No hay, ni puede haber más,que dos calles, correspondientes á las respectivas orillas del río, pero estas calles son tan largas, que no es exagerado afirmar que se necesita un día entero para recorrerlas por completo.
Sus casas, la mayoría sin tejado, porque son cuevas labradas en el seno de los peñascos, están blanqueadas como palomas, y no falta á la puerta de ellas, el geráneo, la malva, el rosal y la maravilla, que hacen amena la estancia, policromándola con su vistosa coloración y perfumándola con su olor intenso.
La huerta ubérrima en extremo, ofrece las hortalizas más tiernas, las frutas más sabrosas, las maderas más apreciadas; y en los días calurosos presta sombra bajo la sombra de sus múltiples plantas.
Sus habitantes, sencillos, hombres aferrados á sus penosas faenas de huerta y campo, son hopitalarios, acogiendo gustosos al vajero, que en plan de turismo se ha aventurado por las intrincadas revueltas de estos cerros, que marcan al río el camino que ha de seguir.
Sus mozas, honradas, trabajadoras y simpáticas, dan la nota de alegría y juventud entre estas piedras milenarias,y esta cuevas con fachada de casas de urbe cosmopolita.
El ocaso nos ha introducido en el interior de una de estas casas, y, entre tantos motivos de admiración y alegría, como ofrece esta arrinconada y oculta aldea, hemos descubierto una nota triste. La curiosidad nos ha obligado á interrogar á una de las jóvenes, que nos servía suculenta comida, y ella, con esa sencillez que las caracteriza, nos ha respondido: "cuando vaya V.á la ermita, lo sabrá."
En efecto, llegamos á la ermita, que también adosada al peñasco, no tiene tejado completo, y vemos con asombro que está vacía, el camerín no tiene imagen, que el trono está desocupado, ¿ Y la Virgen ?, preguntamos con ansiedad. ¿La Virgen? nos contestan con los ojos arrasados en lágrimas: ¡¡ La Vigen se la han llevado á Jorquera!!.

A.A.


Transcripción de la crónica publicada el día 1 de mayo de 1931.