EXCURSIÓN A GONTAR

Este día 20 de julio tengo una gran alegría,
porque nos vamos a Góntar en un viaje por un día.

Este viaje tan bonito, y tan bien organizado,
porque es un viaje que hacemos sólo para jubilados.

A las diez de la mañana todos estamos muy contentos,
hemos hecho la salida de la plaza del Convento.

Con dirección a La Graya, hemos cogido la ruta,
pasando por Parolix, con dirección a Las Juntas.
Pantano de las Anchuricas hemos ido a visitar,
tiene un agua cristalina, es una cosa especial.

Recorrido todo esto nos vamos hacia La Toba
porque bien vale visitar aquellas obras.

Tiene unas casas de piedra, todas muy bien arregladas,
que sobre todo por fuera, ellas bien nos dan la cara.

Tiene una placeta buena y un bonito lavadero,
y una imagen muy querida por todos los de su pueblo.

Hay árboles milenarios, según han dicho los viejos,
sobre todo nogales, ciruelos y cerezos.

Vamos a pie de la roca, donde se halla una cueva que también da gusto ver,
porque de allí sale el agua que tienen para beber.

Sale agua abundante y fresca, pasa por el caserío,
de donde se sirven todos, y la sobrante va al río.

Allí también hay un bar, donde fuimos a beber,
dispone de buena anchura para el que quiera comer.

Dejamos La Toba y nos fuimos para Góntar,
donde fuimos a comer a casa de Torrecillas, y lo pasamos muy bien.

Primero fue el entremés, que fue una cosa especial,
nos pusieron cortecillas, almendras y salchichón,
bolsas de patatas fritas, lonchas de queso y jamón.

Después llegó la comida que fue un menú superbueno,
dieron gazpacho manchego, carne de pollo y cordero.

Todo esto fue en abundancia para el que podía comer,
con cerveza, con exceso y vino para beber.

Ahora vamos a los postres, que dieron cosa muy buena,
melocotón y sandía y detrás dieron hojuelas.

Y ya, para terminar, y la cosa quedar bien
pusieron manzanilla, otros preferían poleo y, un buen número, café.

Terminado todo esto, allí tenían una orquesta,
por esos famosos músicos con instrumentos de cuerda.

Cuatro músicos muy buenos, que ellos bien sabían tocar,
uno se llamaba Ángel, otro se llamaba Juan,
y los otros dos tan buenos son Germán y Sebastián.

Toda la tarde contentos, que no paren de tocar,
y todos estos mayores sin cansarse de bailar.

Todos les damos las gracias a toda la directiva, y sobre todo a Federo,
que organizan este viaje para los viejos del pueblo.

Ya me despido de todos, os deseo felicidad,
el autor de la poesía ... me llamo Juan.

Autor : Juan Filomeno Martínez Sánchez.