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Alcalá del Júcar - Albacete

Poblacion:
España > Albacete > Alcalá del Júcar
18-07-09 23:00 #2740677
Por:No Registrado
Caracteristicas del medio físico
CARACTERISTICAS DEL MEDIO FISICO

La hoz del Júcar se localiza, aproximadamente anuos 45 Km. Al noreste de la capital de la provincia y se encuentra geográficamente inscrita en la comarca de La Manchuela, área integrante de la gran llanura manchega.
Aspectos climáticos y biogeográficos. Sobre este sector domina un clima mediterráneo degradado térmicamente y con modestas precipitaciones dada su situación en el interior de a Península. El observatorio de Casas Ibáñez, muy próximo a Alcalá del Júcar, nos permite precisar un pequeño comentario sobre el ambiente climático de esta zona;
Precipitaciones anuales muy reducidas (403 mm.) Que convierten estas zonas en las más secas de Castilla-La Mancha. Las precipitaciones mensuales a lo largo del año rondan los 30-40 mm. , Exceptuando los meses de sequía estival, y muestran un irregular comportamiento, con unos años algo más lluviosos, y otros mucho más secos.
Las temperaturas ofrecen fuerte amplitud anual, fruto de los contrastes verano - invierno y de la situación interiorizada de estos parajes: la diferencia entre el valor de la temperatura media del mes más cálido (julio: 23,5) y la del mes más frío (enero: 4.2° es de 19,3°. Este dato, muy significativo de la amplitud térmica existente, se reafirma si ahora tenemos en cuenta el valor de la oscilación térmica absoluta (60°) que se obtiene de considerar a máxima temperatura registrada (45°) y la mínima absoluta (-1 5°)
Esta continentalidad relativa a una notable escasez e irregularidad de las precipitaciones son los principales factores ambientales que condicionarán el modesto desarrollo de la vegetación arbórea y un aprovechamiento agrario muy reducido
El río Júcar es la arteria fluvial que drena esta región hacia Levante, donde desemboca en las inmediaciones de Cullera. El régimen de sus aguas es típicamente mediterráneo, es decir, presenta un caudal medio reducido y muestra fuerte irregularidad estacional con su época de mayor estiaje coincidiendo con los meses de verano.
Este río, en su recorrido albacetense, carece de afluentes con caudal permanente; razones climáticas, geológicas y topográficas motivan que los cauces de sus tributarios (ramblas, barrancos y arroyos) sólo conozcan el agua estacionalmente o con carácter esporádico en función de las precipitaciones. Su presencia originará desde estiajes absolutos y muy duraderos a fuertes y peligrosas avenidas con ocasión de intensos aguaceros.
Entre estos emisarios destacamos en la zona el arroyo de Abengibre, en las inmediaciones de Jorquera, y la rambla de San Lorenzo y del Cura, que se sitúan cerca de Alcalá del Júcar y aguas abajo del pueblo de Tolosa, respectivamente. También, hidrológicamente. Hay que considerar que las aguas del río Júcar constituyen el nivel freático de una importante red subterránea que circula, a la búsqueda de Su cauce, por la margen derecha.




PRINCIPALES RASGOS GEOLÓGICOS Y
GEOMORFOLOGICOS

El componente geológico desempeña como ya se ha comentado en la introducción, un papel clave en el paisaje de este sector. Ello obligará a pasar revista, en este apartado, a algunos hechos que consideramos de gran trascendencia para comprender de qué modo intervienen en la con figuración de este espacio natural y en la génesis de las formas del relieve (especialmente de la propia hoz del Júcar).
El actual valle del Júcar se sitúa especialmente en el interior de la antigua cuenca sedimentaria, de pequeñas proporciones (2500 Km2 y orientada de este a Oeste), que se conformó como área deprimida tras una fase distensiva que tuvo lugar después de la etapa de máximos esfuerzos tectónicos, desencadenados por la Orogenia Alpina, en el Terciario Medio. Esta depresión se rellenó, poco a poco, y se colmó con materiales neógenos y cuaternarios que yacen de modo sensiblemente horizontal.
En el ámbito de la geología peninsular, este sector constituye un enclave de conexión en el que confluyen las direcciones tectónicas de tres dominios de gran importancia: el Sistema Ibérico (con accidentes noroeste - sureste), la Meseta y las alineaciones Prenibéticas (con pliegues noreste – suroeste). De aquí que los relieves que delimitan tanto geográfica como geológicamente esta cuenca se asimile a estos dominios y que sus acontecimientos sedimentarios queden, igual mente, subordinados a la evolución geológica de sus bordes. Entre los elementos que delimitan la cuenca del Júcar hay que señalar.
Al norte y noréste, aparece un pequeño umbral de materiales triásicos (margas yesíferas y arcillas con algunas dolomías), orientado de este a oeste y que determina una serie de relieves muy suaves y alomados, sitos en las inmediaciones de Casas Ibáñez y Casas de Ves, que separan la cuenca del río Júcar de la del Cabriel. Esta franja se adelgaza progresivamente hacia el oeste y desaparece sepultada por los estratos del Terciario.
- Al sur, se disponen los relieves constituidos por calizas cretácicas que conforman la sierra de la Caballa y del Boquerón y más allá, separada por una fosa, la muela de Carcelén.
- Al oeste, los límites son muy sinuosos e imprecisos dada la continuidad de la plana topografía que se extiende hacia los Llanos de Albacete y ausencia de valles en los que observar el substrato geológico: por ello se ha establecido un límite aproximado gracias a la realización de numerosos sondeos.






Etapa evolutiva anterior a la excavación de la hoz del Júcar

La distensión tectónica, que como ya se ha comentado originó en el Terciario medio la fosa del Júcar, afectó a los materiales mesozoicos de esta región y hundió uno de sus bloques, engendrando así un vasto recuenco o graben, cuyo basamento estaría constituido por los mismos estratos del Secundario que afloraban y de- terminaban sus relieves periféricos se configura así una cuenca intramontañosa de tipo endorreico o sin salida al mar.
Esta paleotopografía deprimida atrajo rápidamente la acumulación de los sedimentos neógenos, que descansan de modo discordante sobre los estratos mesozoicos. Aquellos fueron liberados por la erosión de los bordes montañosos y transportados por procesos continentales desarrollados, especialmente por ríos y lagos; su actividad y eficacia quedarían condicionados por la morfología y el ambiente climático reinante en esta época del Terciario. También, hay que considerar el papel jugado por ciertos reajustes tectónicos que actuaron al mismo tiempo que se producía la sedimentación de la cuenca; éstos, por un lado, originaron algunos abombamientos en la zona de Valdeganga y por otro, individualizaron, dentro de la fosa, zonas más profundas (donde el espesor de las capas terciarias es mayor, por ejemplo el sector de Jorquera - Alcalá de Júcar) respecto a otras, donde el relleno es sensiblemente menor.
- Considerando el espacio y objeto de este trabajo, comprendido entre Jorquera y aguas abajo de Alcalá de Júcar, cabe distinguir entre las diversas unidades sedimentarias que rellenan la fosa del Júcar, las siguientes:
- Complejo sedimentario inferior y más antiguo:
-Unidad detrítica inferior, también llamada “Facies Puntal Blanco”.
Este conjunto sedimentario neógeno asoma de un modo muy local en el fondo del valle del río Júcar, aguas abajo de Alcalá y es muy visible en su margen izquierda, a la altura de la confluencia de la rambla del Cura. Componen esta unidad, capas geológicas de notable grosor y de disposición más o menos horizontal, constituidas por gran cantidad de materiales detríticos, de un tamaño heterométrico. Envueltos en una matriz fina (arenas y limos) cuya intensa coloración rojiza contrasta con las tonalidades dominantes – ocres y blanquecinas- que se advierten en las paredes del valle.
Si echamos un vistazo a sus fragmentos, apreciamos, por un lado, su litología caliza y dolomítica, lo que nos permitirá vincular su procedencia a la serie de fenómenos erosivos que se desencadenaron sobre los relieves mesozoicos después de ser éstos edificados por la Orogenia Alpina. Por otro lado, observamos el notable tamaño de los clastos y el escaso grado de redondeamiento - incluso angulosidad - que muestran sus aristas; ello nos sugiere que fueron transportados, desde zonas muy cercanas por procesos torrenciales constituyendo depósitos; esto es, acumulados al pie de los antiguos relieves mesozoicos.
-Unidad caliza intermedia, también llamada “Facies Alcalá de Júcar”
Esta unidad neógena también se dispone de un modo más o menos horizontal y descansa geológicamente sobre la unidad anterior, aunque mostrando con ella una cierta discordancia. Está integrada por una sucesión de múltiples capas de calizas y carbonatos poco consolidados que alternan con bancos de margas, que a veces contienen abundante materia orgánica. detectable por su típico color oscuro o negruzco. No es difícil encontrar en esta unidad numerosos fósiles de agua dulce, principalmente, de caparazones, conchas y moldes de gasterópodos pulmonados (Línea y Planórbidos), así como dientes y huesecillos de pequeños mamíferos, en los niveles de materia orgánica.
Los tipos de calizas y carbonatos aquí localizados así como los restos faunísticos y florísticos que se asocian a estos sedimentos han permitido precisar que estos materiales se acumularon en una cuenca cerrada y sin salida al mar en cuyo fondo se ubicarían un conjunto de lagos, de aguas dulces y tranquilas, muy poco profundas (4 m.) que estacionalmente o en períodos de tiempo más amplios, sufrían fuertes variaciones de la altura del agua. Desde el punto de vista cronológico, los yacimientos de fósiles vertebrados de Tolosa y el situado en la parte alta de Alcalá de Júcar han permitido datar esta unidad y situarla al final de los tiempos del Terciario (Turolense superior-Plioceno).
En otro orden de cosas, este conjunto estratigráfico es, sin duda, el que contribuye a dar mayor personalidad al paisaje de este espacio natural, dado el notable espesor que alcanza (100-150 m.) y la asiduidad, dominancia y peculiar fisonomía que ofrecen las capas calizas en todas las paredes de la hoz del Júcar, labradas en el roquedal de esta unidad geológica.

Complejo superior y más moderno:

Se dispone estratigráfica mente encima de las capas calizas de la unidad de Alcalá de Júcar y presenta espesores mucho más modestos, lo que motiva que, como completamente desapercibido. Según las zonas se han distinguido diversos tipos de materiales (areniscas, margas, arcillas, conglomerados, etc.,) y se les ha reconocido con variados nombres (‘Facies Fuensanta,” Facies Casas del Conde”, etc.). El origen de esta unidad fue, esencialmente, fluvial y sus pretéritos cauces se asociaban a una red hidrográfica anterior a la actual que discurría de un modo muy poco encajado, con canales abandonados y marginalmente pequeñas lagunas. Su edad se ubica en el periodo de tránsito (Villafranquiense) que separa al Terciario de los tiempos cuaternarios.
Lo más importante a señalar de estos materiales es que constituyen el acontecimiento final que rellena y colma totalmente la cuenca sedimentaria; por ello, los paisajes antes de la aparición del actual río Júcar quedaban dominados por extensas y monótonas lanadas, sin que su superficie mostrara hasta entonces huellas de incisiones de barrancos y ríos como se aprecian hoy.




Etapa de encajamiento del río Júcar y consiguiente labrado de la hoz.

Tras el relleno de las series terciarias que colmaron el recuenco geológico de la Fosa, acontecimientos de orden tectónico y también climático comenzaron a configurar, en el Cuaternario, la red hidrográfica que conocemos hoy. Así, la actividad erosiva y de encajamiento desarrollada por la arteria fluvial del Júcar y de sus afluentes desempeñó un papel capital en el modelado de la región, especialmente, al labrar y cincelar en los estratos terciarios el conjunto gargantas y hoces que caracterizan el paisaje del sector septentrional de los Llanos de Albacete,
En lo que respecta a las etapas erosivas dirigidas por el río Júcar hay que mencionar que sólo se conocen parcialmente. A este respecto, es interesante señalar que parece seguro, tal y como se pensó hace bastante tiempo, que el Júcar fuera, en los inicios del Cuaternario, un río “atlántico” que se comunicaba con la cuenca del río Guadiana atravesando el territorio manchego sito en las proximidades de El Pro venció y Villa robledo, Fenómenos, aún sin concretar de modo preciso, provocaron una ‘captura’ o simplemente un cambio de dirección en el trazado de su cauce que condujo al Júcar hacia el Mediterráneo. Fue a partir de aquel entonces cuando la acción erosiva de sus aguas desencadenó sendos procesos de incisión en los roquedales de esta región; éstos fueron favorecidos, quizás, de modo decisivo; por la serie de hundimientos tectónicos que afectaron al sector mediterráneo en el que desemboca el Júcar y que dejaron a nuestro territorio albacetense en posición alzada con respecto a este dominio litoral,
Sea cual sea la causa que dio lugar a este encajamiento fluvial, lo cierto es que su progresión esculpió, con el paso del tiempo, las estrechas y serpenteantes hoces que admiramos hoy.
La sinuosidad que muestran sus trazados viene determinada por el desarrollo de meandros encajados; esto es, aquéllos en que los abruptos escarpes se ciñen estrechamente al cauce de un río. En los meandros con trazado curvo muy cerrado y apretado se configuran alargados espolones rocosos, idóneos para el emplazamiento, en el pasado histórico, de fortalezas defensivas, como es el caso de la de Alcalá de Júcar que se apoya en un enérgico acantilado rodeado, casi en su totalidad por el río.

Morfología del valle y sus laderas

El río Júcar se encuentra encajado en una hoz de aspecto casi siempre simétrico y en el que las laderas ofrecen desniveles próximos a los 150 m. y muestran unos perfiles en los que destacan
- En sus segmentos más altos, se disponen una serie de replanos o resaltes cimeros, de origen estructural ya que su plana topografía se vincula directamente al dorso dé los estratos horizontales del Terciario.
- Inmediatamente, por debajo aparece un cantil o escarpe neto más o menos prolongado que se labra, generalmente, en las calizas de la unidad de Alcalá de Júcar. Por un lado, la acusada pendiente y por otro la ausencia de suelo condicionada por aquélla, ocasionan la vista de un roquedo desnudo, sin ningún tipo de protección vegetal y descarnado por la erosión.
- Los pies de las laderas o constituyen una prolongación hacia abajo de la morfología abrupta y escarpada que domina más arriba o por el contrario, muestran unos perfiles más suaves y tendidos, con un cierto aire cóncavo, originados por la presencia de grandes masas de coluviones. En ellos pueden diferenciarse unos de edad antigua (Cuaternario reciente y Holoceno), más o menos recubiertos por la vegetación y otros, más modernos que continúan generándose en los momentos actuales; se trata de toscas pedreras, integradas por grandes bloques, que se han formado por la frecuente caída de fragmentos arrancados por la erosión de las cornisas, transportados por la simple gravedad y acumulados de portados por la simple gravedad y acumulados de modo anárquico y desordenado en la base de las vertientes . Los ejemplos más notables se sitúan en las inmediaciones de Alcalá de Júcar (en las trincheras de la carretera que conduce a Las Eras), y de Tolosa; ocupan casi siempre la ladera izquierda del valle, expuesta al sur, en la que la fuerte sequedad estival acentuada por una notable insolación es el principal responsable de la casi nula protección vegetal que ofrecen sus paredes en la actualidad.
En lo que respecta al fondo del valle, lo primero que se ha de advertir es que la angostura de la hoz del Júcar condiciona, lógicamente, las reducidas dimensiones y la estrechez de su fondo de valle. Además, se deberá asociar que su morfología plana ha sido ocasionada por los aluviónamientos subactuales y actuales arrastrados por las crecidas del río, que inundan cada cierto tiempo su vega. Finalmente, observar su dedicación a las labores agrícolas, especialmente a los cultivos de huerta, propios de los suelos aluviales en los que el agua se encuentra cerca.
En cuanto a las inundaciones hay que señalar que estas se encuentran especialmente favorecidas en estos parajes. La convergencia de unas precipitaciones esporádicas pero de acentuada intensidad (a veces asociadas al fenómeno de la gota fría’ en el Mediterráneo), la profusa y múltiple presencia en el valle del Júcar de manantiales de aguas subterráneas vinculadas al nivel freático y la estrechez de su hoz son factores que motivan la aparición de fuertes avenidas, que pueden llegar a convertirse en inundaciones de carácter catastrófico.
La más grave que se ha registrado en los últimos años tuvo lugar los días 20 y 21 de octubre de 1982; en esta ocasión, el nivel de las aguas ascendió, en algunos parajes, cerca de 12 m. por encima de su cauce; tras la crecida quedaron sedimentados sobre la vega una enorme cantidad de materiales (cantos, gravas, lodos, etc.), dispuestos de un modo caótico y que alcanzaron hasta 2 m. de espesor; su arrastre anego y arrasó los campos de cultivos, produciendo cuantiosas pérdidas económicas. Otras fuertes crecidas se registraron en el año 1941, 1860 y 1740.

Por último, y volviendo a la morfología del fondo de valle, hay que incluir la presencia, a pesar de su angostura, de aterrazamientos fluviales antiguos colgados a + 8 -12 m. sobre el cauce del rió, algunos explotados como graveras y situados en la margen derecha, entre Jorquera y Alcalá de Júcar. A ellos, se asocian también acumulaciones tobazeas formadas por facies de tallos y calcarenitas. A destacar también los restos, bien visibles, de un edificio travertínico que fue generado por los procesos de precipitación de carbonatos realizados en el pretérito cauce del Júcar; estos construyeron una elevada barrera natural de toba que, sin duda, represó las aguas en este río, en un momento climático del Cuaternario mucho más húmedo que el actual y con mayor presencia y protección de la vegetación en las laderas del valle.
Sobre los farallones que vigilan por ambas riberas al río Júcar se instala una rica fauna de animales rupícolas, propia o igualmente parecidos biotopos en otras regiones Castellano-Manchegas . Halcones peregrinos, cernícalos vulgares, cuervos, chovas, jinetas, zorros, búhos reales, palomas bravías, aviones comunes, y roqueros, collalbas, golondrinas, vencejos y cernicalos, primillas son parte de esta fauna adaptada a los roquedos.
Entre las especies citadas una, por su singularidad – es la única rapaz que tiene las uñas blancas – y por su alarmante regresión en la zonas habituales de cría, llama la atención. Es el cernícalo primilla.
No hace muchos años, las “primillas” palabra que denota su madrugar a la hora de arribar a España tras sus vacaciones invernales en Africa - eran muy abundantes por todas partes, dentro de sus áreas tradicionales de cría. Pero en la actualidad, donde las colonias de cernícalos eran florecientes, apenas quedan hoy parejas aisladas, y en muchos lugares ha desaparecido totalmente.
Explicar con exactitud las causas de esa drástica disminuciones todavía aventurado. Sin embargo, puede afirmarse sin lugar a dudas que la modernización en el cultivo de los campos ha supuesto una dura y precipitada prueba para las ‘primillas, especialmente de cara a su alimentación entomófaga, pues son los insectos la base de su alimentación.
Dejando aparte sequías y otros fenómenos naturales, como puede ser la proliferación de los córvidos, especialmente las grajillas, es el uso creciente de insecticidas el que pone en serio trance a todas las aves insectívoras. Estas especies están padeciendo mucho con el uso indiscriminado y masivo de los plaguicidas.
A los amantes de la naturaleza nos produce un escalofrío el ver esas avionetas, cargadas con miles de litros de líquidos tóxicos, pulverizando los rincones más escondidos de nuestros campos y sierras. ¿Cuántas bajas generan esas lluvias de veneno en especies protegidas sobre el papel? Y una de esas especies es Cernícalo Primilla.





ELCAÑON DEL JÚCAR EN LA MANCHUELA
ITINERARIO RECOMENDADO
A. Fernández Fernández, M.A Gracia del Cura, J.A González y S.Ordóñez

Iniciamos desde Albacete esta excursión y nos dirigimos a Jorquera para iniciar desde allí, y hacia aguas abajo, el recorrido y visita a la hoz del río Júcar.

Parada 1° Jorquera
Provenientes de la localidad de Casas de Juan Núñez y antes de iniciar el descenso a Jorquera, se puede contemplar una magnífica perspectiva de la hoz del Júcar y apreciar en toda su dimensión lo que supone geográfica y paisajísticamente la presencia del encajado valle en esta plataforma tabular que se desarrolla en la comarca de la Manchuela. Después de esta primera observación, merece la pena advertir la confluencia del arroyo de Abengibre con el río Júcar y examinar la ubicación del emplazamiento del pueblo de Jorquera, colgado parcialmente en las paredes del valle labradas por uno de sus meandros. También, creemos que es de interés observar desde aquí un conjunto de elementos comunes que nos van a acompañar a lo largo de nuestro recorrido por el valle del Júcar:
- Aprovechamiento agrario e intensivo de su vega.
- Presencia de una vegetación de ribera compuesta por álamos y chopos que contrasta de modo brusco con el carácter desnudo que muestran las laderas.
- Una arquitectura del relieve en la que destacan los estratos calizos neógenos (Facies Alcalá de Júcar), dispuestos de modo horizontal y que afloran de modo espectacular en las paredes de la hoz.
Finalmente, y de modo local, quien lo desee podrá acercarse a examinar las trincheras de la carretera, abiertas en la parte alta de la vertiente, justo antes de iniciarse el descenso al valle. Allí, se advertirá la presencia de materiales conglomeráticos y arenosos relacionados con una etapa fluvial que se desarrolló en la cuenca tectónica del Júcar, después de la sedimentación de los espesos estratos calizos y antes de la apertura y excavación de la hoz por el río.
Parada 2° “ La Recueja “

Este paraje se encuentra en las proximidades del Km. 7 de la carretera que une Jorquera y Alcalá del Júcar. El elemento de mayor trascendencia lo constituye aquí un pequeño promontorio situado en la otra margen del río (orilla izquierda) cuyo techo se alza unos 20 m. Por encima de su cauce actual. Se trata de un edificio de toba integrado por musgos y tallos vegetales consolidados por carbonatos y petrificados. Este conjunto se corresponde de una barrera travertínica construida de modo natural, en el Cuaternario, por las aguas del propio río Júcar que precipitaron, en este lugar, una gran cantidad de carbonatos. Estos edificaron una represa que cerraba el valle y retenía el agua, a modo de laguna, aunque parcial mente, ya que desbordaban, la cima de la barrera formando, sin duda un vello salto de agua similar a los que podían verse hace algún tiempo en los cierres travertínicos de Ruidera, en el alto Guadiana. En la actualidad, en este paraje del Júcar, de aquella barrera tobácea no queda sino este pequeño retazo, a modo de testigo de su estribo izquierdo y que he incluido en este trabajo por su interés paleogeográfico.
Unos trescientos metros de aguas abajo y ahora en las inmediaciones de la carretera, se advierten depósitos fluviales explotados en una pequeña gravera. Están constituidos por materiales de tamaño heterométrico, poco rodados, transportados y acumulados por avenidas del río antiguas de carácter convulsivo y torrencial.

Parada 3°, Alcalá del Júcar:
Continuando en la dirección de Alcalá del Júcar, discurrimos paralelos al río siendo visibles numerosos hechos que merecen nuestra atención e incluso una pequeña parada. Entre ellos destaca, por un lado, la caída gravitatoria de bloques y de enormes paquetes rocosos (que engloban a su vez numerosos estratos), desprendidos por diversas causas (socavaciones de su base, erosión diferencial, llamada del vacío, etc.) de las escarpadas laderas del valle y que yacen al pie de las mismas.
Por otro lado, también resulta de interés, apreciar la existencia, en las márgenes de la carretera y al abrigo de los salientes de las paredes, de un conjunto de construcciones semitroglodíticas que nos hablan de un pasado histórico ganadero y de la adaptación de sus formas a la difícil topografía.
Finalmente y una vez que llegamos a Alcalá del Júcar se impone una visita al casco antiguo, colgado en la margen izquierda del río y con un caserío orientado hacia la solana, aprovechando el magnífico meandro que describe el Júcar en este vello y emblemático e histórico lugar.


Parada 4°. Casas del Cerro:
Desde Alcalá del Júcar tomamos la carretera que nos lleva a la pedanía cercana y distante unos 5 Km, de Casas del Cerro con la finalidad de salir de la hoz y ascender a la parte culminante de la elevada llanura de la Manchuela.
El recorrido se efectúa siguiendo el trazado de un vallecito, de cortas dimensiones pero también de escarpadas paredes, labrado por una rambla a la que se denomina “cañada de Dominguillo”. También son observables frecuentes luvionamientos en las trincheras de la carretera, formados por un abundante canturral de contornos aristados entremezclados con una matriz de arenas y limos cuyo color, más o menos rojizo, destaca de modo neto con los estratos calizos blanquecinos de la. Unidad neógena de Alcalá del Júcar. Dentro de esta unidad geológica se intercalan bancos de color negruzco en los que no es difícil encontrar algún pequeño fósil.
Una vez llegados a la pequeña aldea de Casas del Cerro, se recomienda contemplar una espectacular panorámica de la hoz del Júcar y de Alcalá desde un pequeño mirador colgado de esta parte del valle. En este punto se puede advertir la extraordinaria belleza de Alcalá del Júcar, con su vigilante castillo, el aprovechamiento agrario de su fondo del valle, así como la expansión y crecimiento del pueblo en la llanura aluvial. Geomorfológicamente, los 120 m. de desnivel que nos separan del cauce del río nos permiten comprobar el poder erosivo pretérito de las aguas del Júcar y la profunda herida que su surco supone en la llanura de la Manchuela.

Parada 5°. Tolosa:
Desde Alcalá tomaremos una estrecha y sinuosa carretera que se internará en la hoz del Júcar por su margen izquierda. Llegaremos así a la pedanía de Tolosa que sobre pasaremos hacia aguas abajo.
En este recorrido se advertirá:
Por un lado, una mayor profundidad de la hoz y con ello un aumento de los desniveles en las laderas del valle. Este hecho está motivado por un cambio de la pendiente del cauce, que pasa de ser muy modesta entre Jorquera y Alcalá (por ello, las aguas adquieren en este tramo un carácter lento y remansado) al tener una inclinación más eficaz de sus aguas y mayor encajamiento que muestra el valle en estos parajes.
Por otro, una notable disimetría de las laderas en lo que se refiere a la distribución de las masas vegetales: la ladera izquierda, expuesta al sur, se encuentra discontinuamente cubierta por un ralo matorral arbustivo de tipo mediterráneo mientras que la otra ladera, ahora en umbría, soportará una vegetación bastante abundante y densa de pinar de las repoblaciones de los años sesenta. El corte geológico y geomorfológico realizado en estos parajes, donde en el fondo del valle aparece algún estrato de calizas cretácicas fosilizado por los conglomerados de la unidad inferior, o facies “Puntal Blanco”
Importantes farallones, como el de la “muela del castillo”, y otras, así como alguna rambla, como la del “cura”, en la margen derecha del valle acompañarán este recorrido hasta la cola del embalse del Molinar. Se recomienda no internarse en esta parte de la hoz en los momentos que pueda producirse algún chaparrón o tromba de agua, dado el gran riesgo de avenidas que existe en este tramo del valle.

Parada 6ª Villa de Ves
Llegados a esta última localidad nos acercaremos al “Santuario del Cristo de la Vida “ instalado en una espléndida atalaya colgada des de la que podrá admirarse una espléndida panorámica de la hoz del Júcar con sus aguas represadas por el embalse de El Molinar. Desde el punto de vista geológico, el valle aprovecha una gran falla, de dirección oeste - este que desengancha las capas del Cretácico en una y otra margen: en la derecha, al otro lado del río, afloran los estratos del Cretácico superior (Senoniense) furtemente basculados hacia el norte, mientras que en la orilla en la que nos encontramos aparecen capas del Jurásico en la que descansa un Cretácico más antiguo (Albiense), compuesto por arenas y areniscas en donde se ubican numerosas fuentes; coronando esta ladera se advierten distintos bancos de calizas en cuyo techo se encuentran las mismas calizas del Cretácico superior que aparecen falladas y ubicadas más abajo en la otra margen; sobre ellas se emplazan los pueblos del Villar de Ves y la Pared, situado a espaldas del valle del Júcar.
En las inmediaciones del santuario puede observarse un gran corte en el que afloran materiales gruesos como bloques, cantos, gravas, todos ellos muy angulosos y que pudieran pertenecer a la denominada “ Facies Puntal Blanco “, de edad Neógena o ser incluso un espeso coluvión más reciente (Cuaternario antiguo o medio) .
Parada 7ª. Las Eras
Se retornara a Alcalá del Júcar y desde allí subiremos a la pequeña aldea de Las Eras.






Puntos:
22-07-09 19:59 #2769580 -> 2740677
Por:No Registrado
RE: Caracteristicas del medio físico
me gustaria que me indicases algo mas de esa revista. sobre todo, porque la parte de geologia esta "cortada y pegada" de otra que se publicó hace años. como toda ella sea igual.............
Puntos:

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